domingo, 17 de julio de 2016

Mochileros por Gambia | La sonrisa de África

Viajando siempre se conoce gente. De mas allá o de mas acá. Algunos que hablan tu idioma, y otros que hablan alguno que tu puedas chapurrear ayudándote de signos. Otras veces no hace falta sino la sonrisa. Eso es Gambia. Una sonrisa a la vida.

En mi primer viaje a África conocí a mi amigo Borja Millán. Deslumbrados por la fuerza del continente, tras conocer Kenia, hemos viajado por muchos lugares. En abril del año pasado, elegimos Gambia como lugar de reencuentro y vivimos la experiencia de conocer parte del país mas pequeño de la África continental, mezclados con la gente viajando hacia el interior con nuestras mochilas y sin una ruta prefijada.

En nuestra llegada al país, nos encontramos con Luis y María, un matrimonio de cooperantes madrileños, que tras muchos años viviendo en Tenerife decidieron dejar de ir a Gambia de vacaciones para quedarse allí a vivir. Nos llevaron a Bijilo, a pasar la primera noche en el "Sinkiling House", una preciosa guest house construida y regentada por Verónica, una vasca con un talento especial para hacer de aquella casa un rincón casi hipnótico que bien recuerda a aquellas escenas de Memorias de África en las que Karen Blixen (Meryl Streep) relataba historias a sus invitados entre máscaras africanas, cuadros de artistas locales y mobiliario artesanal tallado.


Sinkiling Guest House "Un trocito de España en Gambia"
(Foto extraída de la fan page de Facebook del estableciemiento)

Nuestro primer contacto con el país, fue entonces entre españoles, que a pocas horas de llegar nos recomendaron ir a ver atardecer a Tanji, así que ¡en camino!

Cogimos un "guele-guele", transporte local compartido que por unos pocos dalasis te lleva a casi cualquier sitio. Es toda una experiencia ir en una furgo en la que caben unas 15-20 personas. En nuestro viaje al interior, vimos incluso, como sobre el techo del vehículo llevaban ovejas y cabras además del resto de la carga.

Es indescriptible la belleza de aquella playa en el atardecer, llena de barcos de madera pintados de colorines contrastando con las vivas telas de las mujeres que limpian y comercian con cientos de kilos de pescado recién traídos del mar.



Miles de gaviotas sobrevolando la playa y el cielo naranja del sol poniéndose, con una cortina de calima del desierto delante que hace que parezca casi un decorado.



Playa de Tanji





En nuestro segundo día, cogimos taxi local (amarillos) que por 8 dalasis nos llevó desde Turn Table hasta Senegambia, -lugares de referencia si vas a moverte en transporte local-. Senegambia es una zona con gran número de hoteles que ofertan sol, playa y excursiones al interior en trasporte privados. Pese a que Senegambia no es una zona de gran interés, mas allá de los hoteles si lo que quieres hacer es estar tirado al sol, hay ciertas cosas en la zona que te puede interesar ver.


Por una tranversal de la calle Senegambia, podrás acceder al Bijilo Forest Park por unos 150 dalasis. Es una pequeña reserva natural en la que se pueden observar aves y diferentes especies de monos, así como un extenso palmeral. Nosotros, tras pasear un buen rato por el interior de la reserva decidimos salir a la playa por uno de los muchos senderos que te permiten salir del parque y volver paseando por la orilla del mar.




Bijilo Forest Park




En el hotel Senegambia, a las 11'30 de cada mañana, el personal del hotel da de comer y beber en el jardín a un gran número de buitres que son fieles a la cita de cada día. Se puede acceder libremente al jardín del hotel para ver a estos pájaros bien de cerca y conseguir una curiosa instantánea.

Nuestra amiga Silvia, una amante del país que ha viajado en varias ocasiones, nos recomendó ir a comprar telas estampadas al mercado de Serrekunda, así que decidimos coger de nuevo un guele-guele e ir a por ellas. Como ya tenemos una experiencia en mercadillos, tras un rato de regateos conseguimos una bonitas telas que mas tarde un costurero en la aldea de Tendaba, ya en el interior del país, convertiría en unas faldas preciosas.


Situada en la orilla sur del río Gambia, Serrekunda es la ciudad mas grande del país. Pese a no ser una ciudad que nos llamara especialmente la atención, nos llevamos varias historias en la mochila  de allí y más tarde, durante nuestro viaje volveríamos con un amigo rasta, llamado Omar a comprar cds piratas de reggae que nos grabaron a la carta en un "chiringuito" por 50 dalasis (no llega a 1€).

Llegada la tarde y tras muchos guele-guele y un calor sofocante, llegamos al porche del "trocito de España en Gambia" de Verónica a tomarnos unas Julbrew, cervecitas gambianas fresquitas.

Por la noche, nos aventuramos a callejear con Ismaela, un trabajador de la guest house a comprarnos algo de cenar en algún puesto por las calles de Bijilo. Finalmente por 20 dalasis,unos 0,50 ctmos de euro, nos llevamos un bocata enorme de judías con salsa bastante picante. Algo que según Ismaela era su cena casi todos los días, ¡vaya estómago prodigioso!


En nuestro tercer día, quedamos de nuevo con Luis para ir hacia el interior a la aldea de Berefet. Allí además de tener un centro de fabricación de miel, -pues él ha visto el gran potencial que tiene ésta tierra para la producción de miel de abejas instalando panales artesanales de madera-, nos llevó a uno de sus medios de vida allí, un precioso campamento llamado "Las Cabañas del Nota" en las que puedes dormir juntos a un entrante del río y desde el que puedes navegar hasta la isla de James, famosa por su historia directamente relacionada con la esclavitud y en concreto con la historia de Kuntah Kinte, de quién se dice que fue apresado y encerrado en el fuerte que ocupa lo que queda de la isla, que está declarada Patrimonio de la Humanidad. Como él, muchos pasaron por la Isla de James antes de ser subidos a barcos hacia el Atlántico como esclavos. Navegar entre los manglares del río en el "Maria Le" es una experiencia que yo no me perdería.


Además, tampoco me perdería el pollo con arroz que hace Manjula, la cocinera de las "Cabañas del Nota".
En una preciosidad salir al embarcadero de noche a ver las estrellas.



Pantalán en Las Cabañas del Nota


Por la tarde, decidimos salir a dar un paseo por la aldea y a jugar con los niños que se acercaban a nosotros gritando saludos en mandinka como si fuéramos la atracción del pueblo. ¡Tubab! ¡Tubab!

Tras amanecer en Berefet y navegar por el río, nos fuimos a otra aldea a unos 27 kilómetros hacia el interior llamada Bintang. Allí hay otro campamento en el que dormir por 650 dalasis por persona con desayuno (11€ aprox.), llamado "Bintang Bolong" en una lengua del río que se adentra en la tierra. A mitad de la carretera que une la High Way con Bintang se encuentra la aldea de Katakor. Allí visitamos un gran huerto del proyecto Mujeres por África, cayendo la tarde, aquella estampa de las mujeres cosechando la tierra junto a una lengua del río es una foto que nunca se irá de mi memoria.


Bintang Bolong 


Siguiendo nuestro viaje hacia el interior, volvimos a vivir la experiencia de compartir transporte público local, ésta vez cogiendo una guagua, por unos 50 dalasis (menos de 1 €), desde el cruce de Berefet hasta el cruce de Tendaba, unos 80 km por carretera y luego unos cinco kilómetros más caminando desde la carretera principal hasta el campamento. Desde luego, una recomendación que les hago, es que si aparece algún coche de un paisano que quiera llevarles hasta el camp, aprovechen para hacerlo, por unos pocos dalasis vale la pena, pues nosotros hicimos el camino a pie con las mochilas a cuestas a 42 grados. Al llegar a Tendaba Camp, "nos vimos obligados" a tomarnos unas cervecitas Julbrew para rehidratarnos.

Cierto es, que este campamento es uno de los mas conocidos, sin embargo, durante nuestra estancia allí, encontramos obras a medias y el color del agua de la piscina era mas propio de un estanque. Nos dió mucha pena comprobar lo dejado que está este lugar.

Recomendamos especialmente, cenar en el único restaurante de la aldea fuera del camp, que pese a ser un "garito" bastante dejado, construido sobre una plataforma de madera encima del río, fue donde comimos el mejor arroz con pescado de todo el viaje.

Paseando por la aldea, encontramos a la entrada al pueblo en la carretera un pequeño cuartito con un señor cosiendo a máquina. Se nos ocurrió que quizás podría hacernos unas faldas con las telas que habíamos comprado días antes en Serrekunda, y así fue. Faldas hechas a medida con telas africanas hechas allí. ¡El último grito en moda viajera!



Tendaba, Gambia




Con una semana de tiempo, hubiéramos querido seguir viajando hacia el interior. Muchos recomiendan no perderse la isla de Georgetown, pero nosotros en nuestra primera vez en Gambia no contábamos con tanto tiempo como para ir tan lejos y había cosas del oeste del país que aún queríamos ver, así que una vez mas nos pusimos la mochila de camino a Brikama, donde nos habían contando que había un mercado de artesanos que se dedican al trabajo de la madera.


Una vez allí, algo aturdidos, pues el "guele-guele" nos dejó en medio de un caos de taxis, animales y gentes, conseguimos dar una vuelta por el mercado de textil y comida y encontrar a un local que nos acompañó, al mercado de la madera. Una vez mas decidimos ir caminando, y nos llevó unos veinte minutos a pie que puedes ahorrarte por unos 5 dalasis en una furgoneta compartida.



En el mercado de la madera, podrás ver a los artesanos trabajando in situ la talla de la madera y desde luego, si eres amante de la artesanía aquí pasarás un buen rato entre máscaras, muebles y ornamentos de estilo tradicional africano.



Pese a haber algún sitio para pernoctar en Brikama, nosotros, visto los dos mercados y el caos al que Gambia no nos tenía acostumbrados después de varios días viajando hacia el interior y durmiendo en campamentos a la orilla del río, decidimos volver a Bijilo, y tras varios "guele-guele" finalmente un grupo de alemanes que llevaban su transporte privado y a los que les sobraba espacio nos recogieron mientras caminábamos por la carretera que lleva hacia Senegambia desde el aeropuerto, entre risas bromeaban que solo nos cobrarían 10 dalasis por llevarnos. 



Una vez en Bijilo, volvimos al reencuentro del maravilloso sitio que conocimos al principio de nuestro viaje: el Sinkiling Guest House. Ese delicioso rincón.



Dormimos allí nuestras dos últimas noches, lo que no quiso decir que no nos quedara Gambia por caminar.



En nuestras dos últimas noches cenamos en el MAO's Restaurant, un kiosko de coca-cola al borde de la Senegambia Highway, frente a la gasolinera Elton de Bijilo. Allí, cocina Sonna como los ángeles y su hermano, un rasta llamado Omar, se hizo amigo nuestro en lo que se tarda en poner la mesa. Total que desde entonces y hasta que nos fuimos de Gambia, Omar nos acompaño buena parte del tiempo.





Nuestro amigo Omar






Como no, la música del Mao's era reggae toooodo el tiempo, así que le preguntamos a nuestro amigo Omar donde podríamos comprar algo de aquella música y nos propuso volver a Serrekunda al día siguiente con él a buscarla. Aquello fue toda una experiencia, además de la ya repetida aventura de taxis y guele-guele compartidos, llegamos a Serrekunda siguiendo los pasos de Omar por las callejuelas y pasillos del mercado, que para nosotros eran practicamente iguales pero para nuestro amigo eran camino conocido. Subimos unas escaleras dentro de un edificio bastante ruinoso pero que albergaba numerosos puestos de copia de peliculas y cds de musica en el que según nos contaban tu escuchas la música y le vas diciendo canción por canción al queatiende cuales quieres que te graben en un cd, esto es pirateo a la carta pero ¡vaya! cuando llegamos no había luz (¡como no! ¡otro de los cientos de cortes de suministro!) y nos llevamos una selección ya grabada que por la noche escuchamos en el estupendo salón del Sinkiling House.







Con mi amigo Borja Millán de almuerzo en el Mao's en Senegambia HW.





Aprovechando nuestro viaje a Serrekunda, y ya que estábamos a medio camino, optamos por dar un paseo por la capital, Banjul. En relativamente poco tiempo vimos bastante de la capital del país.

Tras un ratito compartiendo furgoneta con 21 personas (las conté), llegamos a Banjul. Caminamos un poco y paramos a ver ver por unos 50 dalasis el Museo Nacional, algo dejado, pero bastante interesante.

Seguimos nuestro camino hacia el Albert Market, nos llama la atención una chica que va vestida de pies a cabeza con un atuendo de corte típico, turbante incluido, pero cuya tela estaba estampada con la cara del presidente Yahya Jammeh ... al rato vemos que no es la única. No me veo yo, ni con un pin con el careto de Rajoy, pero ya ven.

Algo interesante para ver, es el momento en el que se abre la reja del puerto para que la gente acceda al ferry que cruza desde Banjul al otro lado del río. La mayoría de coches, camiones y personas que toman este barco, lo hacen para luego cruzar a comerciar a Senegal.

Es por esto que ir a ver la "movida" de camiones y mercancías antes de la apertura del embarque así como el momento en el que se abre es un espectáculo de colores, bultos y gente corriendo. Algún día veremos en las noticias que el ferry Banjul-Barra se ha marcado un Poseidón (sin necesidad de que haya una ola gigante) y se da la vuelta o algo de ésto. Por lo pronto lleva años viajando en condiciones poco seguras pero ¡esto es África!






Si lo que se quiere es llevar de vuelta a casa algo de artesanía del país, aparte de la visita a Brikama, es casi obligado visitar Bakau.

Allí además de un pequeño puerto en el que se mercadea con el pescado al atardecer, igual que en la playa de Tanji, un espectáculo, hay un mercadillo de puestos de telas y artesanía local.

Cerca se encuentra uno de los puntos más turísticos del país y que sin embargo, a mi en particular no me gustó especialmente: La Kachikally Cocodrile Pool, por unos 50 dalasis podrás visitar una charca, según dicen sagrada, con cocodrilos, junto a un museo con la historia de gambianos ilustres y algunas tradiciones. Quizás lo más espectacular del lugar son los enormes árboles del algodón que hay en el entorno de Kachikally.




Atardece en Bakau





Nuestro paso por el pequeño país del West África, nos dice que efectivamente es un país lleno de sonrisas, llenamos un poquito más la mochila con ésta experiencia y seguimos el camino sabiendo que VOLVEREMOS... 







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